Transitamos
en este laberinto de espejos y de espejismos buscando vislumbrar el rumbo; si
es que una vez hubo algún rumbo.
Se
dice que hay atajos: estados alterados, jugarnos el pellejo o ponernos en otro,
en la corteza de un árbol; irnos con el río hasta llegar al otro lado.
Salirse
de uno para ver desde afuera, para verse desde allá; ese es el signo del espejo.
Espejo: una promesa de reflejos y sus reflexiones.
Espejismo:
un vaivén de nitidez y de humo; esplendor de obsidiana.
¿Adónde
irás sino a la reflexión del humo?
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